Durante la tregua de esa guerra conocida como paz de Nicias (421~415) el arquitecto Calícrates (uno de los constructores del Partenón) levantó un pequeño y elegante templo y una balaustrada de mármol alrededor del bastión con relieves que representaban a Atenea y a la Victoria (Níke). El templo es de orden jónico con 4 columnas en su lado frontal y otras 4 en el posterior, que es ciego. Hay un friso corrido (sólo una pequeña parte del lado Norte es original, el resto son copias de los originales que están ¡cómo no! en el Museo Británico) del que sólo el lado Este es original y representa una asamblea de dioses.
Demolido pieza a pieza por los turcos en 1687 para emplearlo como material de relleno para reforzar el baluarte, fue reconstruido entre los años 1834-1838, y de nuevo entre 1935-1940.
El Partenón: La joya principal de la Acrópolis es el Partenón, construido entre los años 447-432. Hoy lo vemos con más perspectiva de lo que lo hicieron los antiguos, pues se ha destruido la gran cantidad de edificios que entonces lo rodeaban. Está en discusión el origen de su nombre: la palabra griega “parzénos”= virgen puede referirse o a una parte del templo (habitación de las vírgenes) o al epíteto de Atenea Parzénos (Atenea la Virgen) que utiliza por vez primera Demóstenes en un discurso del año 355. Los antiguos lo llamaban el gran templo o el templo. Ocupa el antiguo emplazamiento del llamado Hecatómpedon (templo de 100 pies de largo) que se construyó entre 570-566 y se derribó en el 488 para comenzar el llamado “viejo Partenón” cuyas obras fueron destruidas por los persas el año 480.
Tras su llegada al poder, Pericles propuso la edificación de un templo en mármol del Pentélico. Los trabajos comenzaron el año 447 y se terminaron en el 432. Durante las Grandes Panateneas del año 438 se consagró la estatua colosal de Fidias, la Atenea Parzénos, hecha de oro y marfil (crisoelefantina). El templo permaneció intacto durante siglos: Alejandro Magno le consagró los escudos de bronce dorado que tomó a los persas tras la batalla de Gránico (año 334). Al sitiar a Atenas Demetrio Poliorcétes durante el año 298, su defensor, Lacares, huyó llevándose los adornos de oro del templo y las joyas de la diosa.
Teodosio II se llevó a Constantinopla la estatua de Atenea, y en el s. VI el Partenón fue convertido en iglesia. En 1208 los cruzados la convirtieron al culto católico romano y en 1460 los turcos en mezquita. En 1687 durante el asedio de Atenas por el ejército veneciano, a las órdenes del general Morosini, un proyectil cayó sobre el templo, empleado en ese momento por los turcos como polvorín; el resultado fue la ruina casi completa del monumento. Morosini ya se llevó esculturas y relieves, pero el saqueo sistemático fue realizado por Thomas Bruce, Lord Elgin, embajador británico en Turquía entre los años 1799~1802: 12 estatuas, 56 piedras del friso y 15 metopas. Parte del friso interior es aún visible en su lugar de origen; otras piezas se encuentran en el Museo de la Acrópolis.
El Partenón, todo él construido en mármol pentélico, es un templo dórico períptero, con ocho columnas en las fachadas y 17 en los laterales. Sus dimensiones son de 69’51 m. de largo por 30186 m. de ancho. Por dentro es muy simple dos habitaciones, Naos y cella y el Partenón propiamente dicho (habitación de las vírgenes). El Naos era el santuario de la diosa mientras que en el Partenón se guardaba el tesoro de Atenea. La hilera de piedras marmóreas por encima de la última hilera de los cimientos calizos no es totalmente horizontal sino ligeramente parabólica. Esta curvatura es un refinamiento de la construcción que evita la frialdad de las formas geométricas perfectas. Hay más: las columnas presentan un estrechamiento hacia arriba (meiosis) y un ensanchamiento en sentido contrario (éntasis) en la tercera parte de su altura; además todas las columnas se inclinan hacia dentro, las de las esquinas en doble movimiento hacia el frente y hacia el lateral. Todo fue estudiado minuciosamente, pues si las columnas fueran absolutamente verticales, harían creer que las secciones altas del templo se abren hacia fuera, como ocurre en muchos monumentos modernos.
En cuanto a la decoración escultórica, poco es lo que queda en su lugar. Los dos frisos, el exterior dórico y el interior jónico representaban lo siguiente: el dórico en la fachada Oeste, la que se ve según se entra, una Amazonomaquia o combate entre griegos y amazonas, la Este el combate entre dioses y gigantes, la Sur las luchas entre lapitas y centauros y la Norte, por último, escenas de la guerra de Troya.
En cuanto al friso interior, partido entre el Museo Británico y el de la Acrópolis, conserva en su sitio, sin embargo, la decoración de la fachada Suroeste; todo él representa la procesión de las Panateneas en la que la ciudad entera acudía al templo de la diosa a depositar allí, entre otras ofrendas el vestido o peplo tejido durante ese año por vírgenes atenienses: caballeros, carros, jóvenes y viejos, magistrados, músicos, esclavos que conducen animales para el sacrificio, toda Atenas, en suma, moviéndose con elegancia, ha quedado magistralmente registrada en el mármol. Es, sin duda, una de las obras más célebres del arte universal.
Si mala es la conservación de los frisos, casi inexistente lo es la de los frontones. El del lado oeste que encontramos de frente representaba la disputa entre Atenea y Poseidón por la posesión del Ática: sólo quedan a la izquierda dos figuras, que pueden ser Cécrope y su hija Aglauro, y a la derecha una figura femenina (¿la fuente Calrroe?).
El frontón este, frente al Museo, representaba el nacimiento de Atenea de la cabeza de su padre Zeus; por cierto que en el Museo Arqueológico de Madrid se encuentra un brocal de pozo, regalado por la reina Cristina de Suecia, conocido por “puteal de la Moncloa”, cuya decoración en banda parece reproducir esta escena del Partenón. Viendo el frontón, sólo quedan algunas cabezas en los extremos: dos de las cuatro cabezas de caballo del carro de Helios a la izquierda (nacimiento del día) y una de Selene en el extremo opuesto. Las otras figuras que quedan son copias de los originales en el Museo Británico.
El Erecteión: Durante el año 420 a.C. empezó la construcción de este templo, de forma muy complicada y original; está construido en dos niveles y tiene dos “próstesis” o pórticos .La parte oriental estaba dedicada a Atenea Poliás y la occidental a Poseidón Erectéo.
Si nos fijamos en el lado oriental nos encontramos con 6 bellas columnas jónicas (falta la última de la derecha, en el Museo Británico como es de rigor) dan paso a un vestíbulo así como a una puerta decorada con una rica ornamentación. En el lado occidental está el pórtico de las Cariátides, 6 estatuas de esbeltas doncellas que sostienen la cornisa mediante un cesto que llevan en la cabeza. Son obra de un discípulo de Fidias, seguramente Alcámenes. La segunda desde la izquierda es copia del original y la última de la derecha es una imitación libre de un escultor italiano del siglo pasado, ya que el original se perdió. En todo caso las 4 Cariátides que sobrevivieron están en el Museo de la Acrópolis y las que vemos son copias. Faltan sus brazos que, seguramente, sostenían, el izquierdo el vestido y el derecho un objeto de culto.
Unas palabras sobre Erectéo que da nombre al templo. Era un mítico rey de Atenas: Durante una guerra entre los atenienses y los habitantes de Eleusis, Erectéo preguntó en Delfos cómo obtendría la victoria, y el oráculo le respondió que debía sacrificar a una de sus hijas. Así lo hizo al regresar a Atenas y los atenienses salieron vencedores y murió Eumolpo, hijo de Poseidón que acaudillaba a los de, Eleusis. Poseidón, irritado por la muerte de su hijo logró que Zeus fulminase a Erectéo.
Dentro del Erecteión se conservaba el lugar donde Poseidón clavó su tridente durante su disputa con Atenea antes comentada, y del lugar donde lo clavó brotaba agua salada.
Como ya se ha dicho de los demás templos, el Erecteión también sufrió sus vicisitudes. Fue iglesia desde el s. VII, Comandancia militar durante el gobierno de los francos y más tarde, bajo dominio turco, harem del gobernador. En el lado Noroeste del templo existe una fosa abierta; allí se encontraron en 1886 la mayor parte de las estatuas femeninas arcaicas (córes) que se pueden ver en el Museo de la Acrópolis.
Museo de la Acrópolis: Es uno de los museos más importantes del mundo. Es la residencia oficial de las obras maestras de la antigua civilización griega, dedicado al más notable de los santuarios atenienses, el “témenos” de Atenea Parzénos. Solamente quedan algunas de las obras que adornaron la Acrópolis, ya que las piezas más importantes están en el Museo Británico, donde se exhiben, fruto de la rapiña de Lord Elgin.
Hay que señalar que la espléndida colección de “córes” (muchachas) fue encontrada en las excavaciones que se hicieron a finales del siglo XIX, dentro de una fosa donde las habían colocado los atenienses cuando regresaron a la ciudad tras la huida de los persas en el 480 a.C. por eso se las conoce como “el legado persa”. Se ignora a quiénes representaban y cuál era su función dentro de la Acrópolis.
Las colecciones del museo incluyen:
-Esculturas del periodo arcaico
-Restos de templos de la época arcaica
-Esculturas del estilo “severo”
-Esculturas y metopas del Partenón
-Parte del friso del Partenón
-Parte del friso del Erecteión
-Parapetos del templo de Atenea Níke
-Friso del templo de Atenea Níke
-Las Cariátides
-Figuras de cerámica y vasos del santuario de las Ninfas
Córe del peplo: Estatua de una muchacha, vestida con el jitón y el peplo, que estaba originalmente decorado con pintura; quedan restos de pintura también en los ojos, labios y en el cuidado cabello, que estuvo adornado por una diadema de metal. Fechada en el año 530 a.C.
Córe de los ojos almendrados: Una auténtica belleza; vestida con jitón y un himation corto en el que se aprecia aún la decoración de una greca (meandro) pintada; el vestido ha sido tratado con detalle y se pueden ver los dibujos del bordado y los botones que cerraban las mangas del vestido.
Frontón del Partenón antiguo: Parte del frontón este del Antiguo Templo, que representa una Gigantomaquia: vemos a Atenea matando a uno de los Gigantes; se aprecia bien la “égida”, la capa de piel de cabra con serpientes, que Atenea muestra desplegada. Se fecha hacia el año 520 a.C., cuando los hijos de Pisístrato embellecieron el antiguo templo de la diosa, más tarde quemado por los persas.
Moscóforo: El moscóforo (“portador de un ternero”), representa a un tal Rombo, noble terrateniente que ofrece un ternero recién nacido a la diosa Atenea. Es del año 570 a.C. y todos los rasgos de la escultura arcaica están presentes en él: ojos abultados (que debieron estar decorados con alguna piedra oscura perdida), sonrisa arcaica, cabello muy trabajado, barba sin bigote, aunque la anatomía está bien estudiada, así como la fina túnica con la que se cubre. Es el modelo, posteriormente usado en la iconografía cristiana, del “buen pastor”.
Efebo rubio: Llamado así porque aún conserva restos de este color en su pelo; es una obra del año 480 a.C., atribuida al escultor maestro de Fidias. Se enmarca dentro del primer clasicismo, con un complicado peinado, muy parecido al del Poseidón del Museo Nacional, y una expresión melancólica, acentuada por la inclinación de su cabeza. Como curiosidad, esta cabeza fue utilizada como logotipo por las publicaciones de la Residencia de Estudiantes de Madrid
Atenea pensativa: Famosísimo relieve, un exvoto del año 460 a.C., que muestra a la diosa patrona de Atenas apoyada sobre su lanza, cuyo pie apoya en una columna, en actitud reflexiva. Es un relieve muy fino, que nos transmite sensibilidad y belleza; a pesar del casco y de la lanza, Atenea se nos muestra en su calidad de diosa protectora de la sabiduría.
Nike desatando su sandalia: Es una de las placas de mármol que decoraba el parapeto del templo de Atenea Níke, también conocido como de Níke Áptera (Victoria sin alas, para que nunca abandone a la ciudad de Atenas); una victoria (con alas), en un gesto lleno de gracia y elegancia desata su sandalia. Su cuerpo es bien visible gracias a la técnica de los “paños mojados” que se atribuye a Fidias. Es otra obra maestra de un escultor desconocido.
Las Cariátides: En la última sala del museo de la Acrópolis, tras un cristal, pueden verse las estatuas originales que decoraban el porche occidental del Erecteión; sus cabezas no sostienen directamente la cornisa, sino a través de un cesto esculpido. Miran hacia el Partenón y hacia la Vía Sagrada por la que discurría la procesión de las Panateneas. Son figuras femeninas majestuosas, a las que, por su nombre, se las relaciona con las mujeres de cierto pueblo del Ática, famosas por su belleza.